lunes, 9 de marzo de 2009

Laissez-moi tranquille!

"(...)¡Sublime encanto del amor, quién es capaz de describirte! Ese convencimiento de que hemos encontrado al ser que la naturaleza nos había destinado, esa repentina claridad que ilumina nuestra vida y desvela todos sus misterios, ese hasta entonces desconocido valor que atribuimos a cualquier circunstancia, esas horas veloces que la memoria es incapaz de recordar con detalle debido precisamente a su dulzura, y que no dejan en nuestro espíritu más que una profunda huella de felicidad, esas expresiones de alocada alegría que a veces se mezclan sin razón con la ternura habitual, tanto placer al estar juntos, tanta esperanza en la separación, esa despreocupación por todos los cuidados vulgares, esa superioridad respecto a todo lo que nos rodea, esa certidumbre de que el mundo ya no puede alcanzarnos en el lugar en que nos hallamos, esa mutua comprensión que adivina cualquier emoción, sublime encanto del amor, quien lo haya sentido nunca podrá descubrirlo.(...)"

Fragmento de "Adolfo" de Benjamin Constant

En esa obra no hay nada que aprender, la experiencia es intransferible; lo único que queda claro es que el ideal amoroso y la realidad son inconciliables.

Quiero renegar de mi acritud, nunca he entendido el amor como tal cosa, por tanto preferiría no entrar en ningún circulo amoroso, propio o extraño... ¡Dejadme renegar de mi acrimonia!


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