miércoles, 25 de mayo de 2016

Una noche de oscuridad by Juan Carlos Nuñez Garcia



No hay ningún secreto en el equilibrio. Lo único que necesitas es sentir las olas.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Vestigios que insinúan una dura realidad

Hacía mucho tiempo que habíamos hablado sobre realizar un texto de forma conjunta y, a pesar de nuestras accidentadas, trastornadas y psicóticas vidas... Logramos encontrar un momento para entrelazar nuestras palabras y, a pesar de que la situación que nos acompaña a ambos no nos permite darle esa grandeza con la que tanto adoramos adornar cada palabra que brota de nuestros dedos... Aquí está el resultado... 




Peor que buscar algo durante toda una vida es el hecho de que ese "algo" tan siquiera esté definido. Es como buscar nuestra sombra mirando al frente mientras la luz del Sol nos da en la cara; sabemos que queremos, que aún nos queda un resquicio de inquebrantable voluntad, la cual nos empuja hacia delante para seguir viviendo. Sin embargo, nuestro oasis no tiene agua ni palmeras: es una mancha difusa que se aleja a cada paso que damos.


Sebastián Agulló

La búsqueda parece cobrar vida, aunque, privada intencionadamente de color, convirtiéndose así en una aparición fantasmagórica recurrente, de un sueño sobre miedos y disertaciones, sobre abandono y desolación.
Se nos permite el deleite de aquello que nos alza al pensamiento reflexivo de la vida y sus caprichos. Como animales que trepan y ascienden, ardillas abrigadas, sostenidas por débiles ramas aterecidas de frío por el tuétano de nuestro invierno, para, de pronto zarandearnos con la rotunda e innegable huella de la carencia.

Esther Antolí


Parece obvio afirmar que, si existe una carencia, es porque el cuerpo, o, por qué no, la mente, aunque esta separación no vaya más allá de lo puramente poético, sabe de sí misma que su estado natural es aquél en el que lo carente, como poco, es natural como atributo. Luego, ¿en qué momento llegamos a perder algo que nos es inherente? ¿Cómo llegamos a cojear, caminando nuestro presente torcidos? Abandonados o desolados, ¡qué más da! No son más que vestigios insinuando una dura realidad: que "eso" estuvo.

Sebastián Agulló

Si estuvo, existió pero ¿cómo es posible que seamos incapaces de verlo?. Es probable que cambiar el prisma sea lo más adecuado, puede que ese "algo" no solo esté por definir sino que sea cambiante -como nosotros mismos, como nuestro entorno-, que solo describa una carencia, sea cual sea la del momento presente y estemos destinados a vivir con ella eternamente. Cabe la posibilidad de que nunca se pueda determinar el déficit ni su origen y que el objetivo resida en encontrar el mejor bastón posible para seguir caminando y eriguirnos directores de la orquesta de nuestra vida.

Esther Antolí


Citándote te diré que sigo sujetando tu mano, acariciándola con mimo, deseando volver a verte y estrujarte entre mis brazos. Gracias por compartir tu valioso tiempo conmigo para escribir estas cuatro palabrejas.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Yo, mí, me... Contigo

Enfermedad... Caracter... ¿Dónde está la diferencia?

Manipulación... Siempre, ¡siempre! dirigida al propio bienestar... Llenar el vacío y evitar la soledad luchando con el miedo al abandono...

El arte de la guerra, el de una guerra eterna, esa que empieza en mí, acaba en mí y termina conmigo...


lunes, 27 de agosto de 2012

Fantasía recurrente...

... Una bañera llena de agua, una copa de vino blanco; afrutado y dulce pero... ¡tan amargo!... Rivo... Agua excesivamente caliente, utensilios a mano e ideas recurrentes, martilleantes...

Zbigniew Preisner inunda de melancolía la estancia... 

Puedo sentir el lamento de mi piel al contacto con el agua a punto de ebullición... Quiero sentir como se retuerce cada poro de mi piel... Me decido por una lectura en la que la protagonista relata la relación con su cuerpo...
¡Se me ocurre algo! 

¡Designio!... El dolor es la única realidad... De nuevo ese pensamiento en mi cabeza...

Froto con fuerza mi piel con un cepillo... ¡no es suficiente! ¿con las uñas? ¿la cuchilla?

Uhmmm... Puedo sentirlo... Esto es real...

Pienso que si voy a abandonar este cuerpo, debo hacerlo ¡a lo grande!... Arranco todo el pelo de mi cuerpo... ¡todo! "Toda esa importancia por la belleza femenina... Nos empeñamos en estar siempre perfectas... Delgadas, atléticas, depiladas... la delgadez y la tonificación no me acompañan... pero la depilación total del modo más desgarrador... ¡Eso si puedo conseguirlo!... ¿Serán capaces de entender la ironía que recae en este acto?... ¡No lo creo! Estúpida humanidad..."

El agua se tiñe de rojo... Simbólico... Se dibuja una sonrisa en mi cara...

Puedo seguir sintiendo el ardor del agua... Sumerjo mi cabeza en ella... ¡Un momento de paz! Solo puedo oir mi respiración... dejo la nariz y la boca fuera del agua para poder respirar con facilidad... Adoro el sonido de mi respiración bajo el agua... Creo que hasta me excita...

Abro los ojos debajo del agua... Rojo aguado... Sonrío de nuevo...

Acaricio mi piel... Me despido de cada rincón de mi cuerpo... caricias con tacto de heridas sangrantes... Dulce paraíso...

¡Otro sorbo de vino!

Zbigniew Preisner; Lacrimosa...

¡No podría haber un mejor momento que este! Es una señal...

Quiero sentir como el agua teñida con mi sangre anega mis pulmones...

Ato mis pies, después realizo la misma operación con mis manos... detrás de la espalda... me inclino en el borde de la bañera y boca abajo, me introduzco de un torpe salto...



¡Sonríe Alice! 

Puedo sentir como se termina el aire que hay en mis pulmones... Seguido de unos agónicos pero, los más dulces minutos de mi existencia... Los últimos... ¡Qué ironía!...

Ya no puedo sentir nada... Absolutamente nada... Ni siquiera vacío...

Solo...

La nada...

jueves, 16 de agosto de 2012

Náusea



Pesar, aflicción, melancolía, quebranto...

¡Despojos!. 

Vómito del vómito... Regurgitación que se clava en el garguero cuan espina. 

Mierda de la misma mierda para la que, a éstas alturas, sobran las palabras o, quizá lo único que queda son residuos de palabras ya expresadas, cuando, en ocasiones puntuales, el arte de recitar ha anegado los poros de los mismos dedos que aporrean ahora las teclas.

El cerebro se niega a asimilar que este será el semblante y la disposición del resto y para el resto.

Vesania, ambages, demencia, furia... 

¿y ahora?... 

¿y después?...