domingo, 29 de abril de 2012

Crónica de un cambio de aires


Durante la noche anterior al viaje mucho histerismo pero muy buena compañía, novedades, despedidas... previsión de madrugar hasta el último minuto.

¡Empieza la aventura!
Aeropuerto, maletas peso excedido, 22 kilos de maleta de mano llenos de ilusión, advertencias pero sobre todo; folios en blanco.

Recién casados, felicidad, alegría, sevillanos, horas entretenidas, matrimonios duraderos... poco más de un horario de jornada laboral por delante... un sol que nunca se pone, paseos por el pasillo... niños llorones, otros aventureros, risas, confidencias... Canciones pegadizas “¿Quién te da lo que tu pides?... ¡Amador!...”



Aeropuerto internacional de Punta Cana... ¡Que sofoco! Pero la construcción en forma de 'cabaña bananera' no tiene desperdicio... Peaje turístico, cola, espera... ¡Maletas!... Despedidas, bienvenidas... Cultivando la paciencia -pasaron dos horas hasta que vinieron a recogerme pero, minutos después de averiguar que se trataba de un simple problema logístico... logré disfrutar pacientemente de la amabilidad con la que me trataron-... ¡el color de mi piel liga por mi!... amabilidad dominicana, espera, espera y más espera... Reencuentro, humedad, calor... ¡ternura!

Un nuevo día, organización, orden y claro... el bochorno continuo... ¡Lluvia! Más humedad... mucha fruta y verdura, sudor, escopetas -y yo, extrañamente, ni un poco sorprendida gracias a las advertencias recibidas-, motoconchos; ellos necesitan unas líneas en ésta crónica... “Dícese del dominicano con un vehículo a motor de dos ruedas, capaz de transportar cualquier cosa en ella, de llevar a dos pasajeros además de la compra... Caracterizados por la agudeza a la que lleva la pobreza -y la insistencia-.

Pulpo cojo -restaurante español a la orilla del mar-, ¡el mar! Aunque no parece mar... está iluminado por la noche y las embarcaciones atracadas a escasos metros son totalmente distintas a las que mi cerebro asocia con un embarcadero... Mojito, brisa marina, música en directo, risas, cómplices miradas y ¡propuesta de trabajo!... Moto, risas, lluvia, policías acostados -no siento el coxis oigaaaa-, selva, oscuridad...

Despertares de súbito, humedad, paseos matutinos, gallos, gallinas, caballos, el aroma del café, ¡Whatsapp!, amigos, sonrisas, guiños... ¡soooon mis coleeeeegas! :-P...
Siesta, el descubrimiento del mundo de las lavadoras semiautomáticas, invitaciones, lluvia, moto... ropa pegada a la piel... gotas como alfileres clavándose caprichosamente... amabilidad vecinal, gente agradable, amable, afable y con un sinfín de anécdotas que contar... una casa de ensueño... humildad, ternura, risas, sonrisas, diversión... complicidad... ¡catalanes! -un montón de ellos... Hasta hay una peña blaugrana aquí al lado-. Baños nocturnos...

Piscina, compras, regateos, frutas totalmente desconocidas para mi... ¡Raiz de ginseng a granel!, carne de dudosa -o inexistente- calidad de conservación, miradas clavadas en el blanco impoluto de mi piel -no tan impoluto a causa de algunas zonas quemadas, [motivo de mofa en éste país, por cierto]- agotamiento y por fin; descanso más que merecido.

Sábado de novedades... ¡De compras a Higüey en la moto!, esto vendría siendo algo así como, estando en Madrid, decir; “¿nos vamos a Ávila de compras?” :-S... 33 km por delante, un montón de policías acostados, límites de velocidad bajísimos -de la selva puede salir cualquier cosa aunque la verdadera jungla está en la carretera... el claxon hace las veces de intermitente, las líneas continuas solo sirven para delimitar un carril y encontrarse un autobús estilo americano o un mack adelantando es bastante normal... Así que... ¡previsióooon amigo conductoooor!... Mucha gente disfrutando del fin de semana largo -es decir, los traslados a motor... son peligrosos con mentalidad europea-.


Higüey... ¡al fin! No siento el culo...
Mercados rurales -no tienen desperdicio-, las Pacas; ropa de segunda mano, de buena calidad y ¡tirada de precio!... Pollo con sabor a pollo, bolsas de agua -diez veces más económicas que una botella- más compras y... ¡de vuelta!... Campaña electoral en medio del pueblo... coches, motos, autobuses... todos ataviados con gorras banderas y cantos de aquel partido que se promocione en ese momento... tras las explosiones de júbilo logramos proseguir el camino hacia el ´hogar´para descansar después de tanto trajín...

Las ilustraciones no son mias... Sin tiempo -ni seguridad- para sacar la reflex... :-P

3 comentarios:

  1. Veo que le estas sacando el jugo a tu estancia. Reconozco muchas cosas que cuentas en mis propios recuerdos: el aeropuerto de techo de paja, las locas aventuras de la carretera, las carnes colgadas de un palo como quien tiende un pantalón, la (excesiva) simpatía de los dominicanos con las mujeres (a lo mejor en un par de semanas te parecen ya cansinos)...

    Me ha llamado la atención tu ultima linea sobre la seguridad. En mi viaje creo que te conté que tuvimos que hacer una parada de emergencia en una 'gomeria' por un pinchazo, fuera de la 'ruta turistica'. Tuve la misma sensación sobre mi seguridad que comentas. Rodeado de tanta necesidad me parecía casi vergonzoso y provocador mostrar mi reflex de casi mil eurazos, pero no tenia donde esconderla... fue sorprendente como al rato empezó a aparecer gente que salia de sus casas, a mirarnos tímidamente, como preguntándose que demonios hacían turistas allí. Incluso algunos niños nos saludaban y sonreían como si fuésemos marcianos, curiosos, simpáticos y sin pedir nada a cambio. Y la inseguridad voló. Fue una experiencia curiosa, cálida y tranquilizadora...

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  2. Teniendo en cuenta que no es lo mismo un autobus de turistas -aqui canean y mucho a todo aquel que sea un peligro para el turismo- que una blanca (vale, sí, colorada) sola llevando una moto como las que llevan los conchos... De día no tiene por qué pasar nada... Aunque, si me meto a invesigar por algún caminejo trato de ir siguiendo un coche porque, siendo mujer, en este pais... Pero cuando cae el sol, aqui la piel roja, rostro pálido; no sale sola ni 'jarta' ron...

    Es cuestión de tomarse en serio ciertas precauciones... :-)

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  3. Mujer, tampoco es que vayas jugándotela por ahí... Yo no iba en bus, si no en un coche. Aunque claro, también iba acompañado con 150kg de Manu que ante cualquier problemita siempre podía sacar a pasear toda esa mano llena de morcillas llamadas dedos.

    Bueno, que tal tus primeros días de curro?

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