El maldito insomnio pegado a mi culo, de su mano, sin destino plausible, ensombrece mi rostro y mi alma putrefacta.
No hay reposo posible, esto es como una maldita cárcel, sin espacio definido.
Recluida; ¿esto es una delirio? o ¿acaso es mi delirio el que no me concede tregua?
Armisticios... Solo residen en el aroma a piel quemada...
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