Aclaración
Perroflauta: Término usado por el canal de televisión "Intereconomía", el presentador del antiguo programa de televisión "Lluvia de estrellas" y demás ramificaciones ideológicas que claman respeto cuando no saben cuál es el significado de esa palabra, usan para denominar a los integrantes y simpatizantes del movimiento 15-M, es decir, a todos y cada uno de los INDIGNADOS que hay en éste -y muchos otros- pais.
Puerta del Sol; éstas tres palabras últimamente nos suenan más a rebelión, lucha y ánimo de cambio que a Kilómetro cero, a el Oso y el Madroño o a la ostentosa estación recientemente inaugurada. El movimiento 15-M es el responsable de ese cambio de percepción con el colofón de la jornada histórica del 15-0.
Sábado por la tarde, Sol, desde el día 16 de octubre “Luis Fernández, exautónomo del castigado sector de la construcción y presidente de la Asociación Nacional de Desempleados (Adesorg), que comienza hoy una huelga de hambre que terminará el 20 de noviembre, día de las elecciones generales. Le acompaña, de momento, un miembro de Democracia Real Ya de Valencia, la plataforma ciudadana de la que Adesorg forma parte desde hace meses.” Público, 16/10/2011.
El 'perroflauta' es el protagonista del dantesco suceso de una tarde de sábado.
No puede sustraerse de la tentación de estrechar la mano y mostrarles todo su apoyo a los dos parados que postrados en Sol, dejan constancia de su indignación y añaden sus muchas semillas -a las ya plantadas desde el 15-M- por la protesta al poder financiero, político y mediático.
-Qué los políticos escuchen de una vez por todas las reivindicaciones del 15 M, que son las de la mayoría de los ciudadanos, según encuestas de las que, curiosamente, no se hacen mucho eco los principales medios de “desinformación”. Se dice a sí mismo, lo que dibuja una gran y solidaria sonrisa con la que se acerca a ellos.
Conversa largo y tendido con uno de los héroes -no se le ocurre otro calificativo para referirse a un hombre que se está jugando su propia salud, no solo por sus ideas, sino por el futuro de sus hijos y para defender las conquistas sociales y democráticas obtenidas por sus ancestros-
Se sumergen en compartir pensamientos sobre la grave situación en que se encuentra la democracia y el estado del bienestar, sobre la ignorancia -todavía- de la mayoría de la gente al respecto del movimiento 15-M. Sobre el papel higiénico de los principales medios de información y del propio 15- M, sus virtudes y sus defectos, sus logros y sus fracasos, su pasado y su futuro, sus apoyos y sus obstáculos.
Finalmente, antes de seguir su camino, su gran solidaridad le invade al preguntarle en qué podría ayudar él, un simple ser humano, decidido a dar a dos extraños pero, 'grandes conocidos' a la vez, aquello que necesiten para que su reivindicación sea más liviana.
Luis, humilde y sincero le dice que solo hay una cosa que necesita, un ordenador portátil para poder compartir su experiencia a través de la página web de la Asociación y para mantener la mente ocupada.
-Es difícil, piensa. -Sí, por no decir imposible, que alguien preste un portátil a un desconocido. Aun así, al día siguiente, comparte su experiencia con los miembros de la asamblea de su barrio.
Cuál es su sorpresa -no está muy familiarizado con el atruismo de la gente de a pie-, tras un par de días, Fernando -ése altruista de barrio que le quita la rama en el ojo frente a la solidaridad de muchos- ofrece 50 euros para comprar un ordenador entre todos. Finalmente, un día después, aparece Cristina dispuesta a prestarle un portátil, sin condiciones.
Éste 'perroflauta' está descubriendo cuán gratificante e inexplicable resulta sumergirse en la nube de altruismo y solidaridad tan nueva -y para qué negarlo, sorprendente para él, siempre tan escéptico en cuanto a la diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio- y reconfortante que le lleva a una visión tan distinta sobre su propia humanidad, que no duda en ponerse 'manos a la obra'.
Al día siguiente, va en busca de Cristina, donde ella y su marido le ofrecen su hospitalidad y una afable charla antes de partir con el portátil rumbo a Sol, henchido de infantil emoción.
-¿Era esto posible hace unos meses, concretamente antes del 15 M?. Se pregunta más que sorprendido.
Un desconocido hablando con otro en plena calle, éste le pide un ordenador portátil al otro, el cual a su vez lo difunde un grupo de cuasi desconocidos, uno de los cuales lo ofrece, le invita a su casa, le da el portátil, con el cual el otro marcha a dárselo al desconocido que se lo pidió.
-Tendrá defectos, tendrá imperfecciones, pero el 15-M está uniendo a la gente, y la está uniendo para crear un mundo mejor. Piensa, mientras borracho de solidaridad quiere compartirlo con el desconocido al que se lo va a entregar.
Mientras asciende por las escaleras del metro de Sol, apurado por su incapacidad de contener tanta emoción, no quiere retrasar el momento de culminar aquel acto de solidaridad.
Al llegar al lugar indicado, mirando a un lado y a otro se percata de que no hay rastro alguno de Luis pero, no amedrenta su ahínco.
Sin imaginarse siquiera la serie de acontecimientos que le espera, se dirige a un par de policías que otea cerca del Kilómetro cero.
-Disculpen, ¿saben qué ha podido ser de las dos personas que postrados en el suelo y privándose de forma voluntaria de alimentarse, hacían constar su indignación?
-¡Ha! Se habrán muerto de hambre, espeta uno de ellos. Que ante la seriedad de nuestro 'perroflauta' varía ligeramente su registro para informarle de que, acababan de llegar y no sabían nada al respecto.
Con algo menos de ánimo pero con la misma emoción, se dirige al punto de información turística en el que recibe, para su estupor, una respuesta casi calcada a la anterior. No puede creer lo que está ocurriendo, -¿dónde se ha quedado esa nube de solidaridad en la que andaba sumergido?, se pregunta horrorizado.
Sin amedrentarse, y en un último intento, se acerca a un kiosco cercano en el que no sólo recibe un pasotismo extremo ante lo que, él considera algo grandioso como es el hecho de manifestar el malestar con los poderes políticos, mediáticos y financieros, si no que además, el kiosquero en cuestión, pretende faltarle al respeto con un 'vete de mi kiosco, ¡rojo!'.
Él no puede resistir la tentación de conocer los límites de la prepotencia, el despotismo y el atrevimiento del que es capaz la ignorancia, con lo que no mueve ni un músculo de su cuerpo. Recibe un zarandeo que hace que, para su propia indignación, se rebaje al nivel del kiosquero inquiriendo el inframundo de su propia decepción poniendo la amarga guinda de un 'cállese fascista ignorante, que está tan cerca de el lugar de la R-E-V-O-L-U-C-I-Ó-N que es usted incapaz de ver.'
Cabizbajo y decepcionado por sus propias acciones, sigue su camino, ofuscado y sin ese lindo sabor que disfrutaba hacía tan solo algunos minutos de altruismo y solidaridad.
Puerta del Sol; éstas tres palabras últimamente nos suenan más a rebelión, lucha y ánimo de cambio que a Kilómetro cero, a el Oso y el Madroño o a la ostentosa estación recientemente inaugurada. El movimiento 15-M es el responsable de ese cambio de percepción con el colofón de la jornada histórica del 15-0.Gracias a otra gran desconocida-conocida logra vislumbrar de nuevo el agradable y apacible mundo de la diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio, y más feliz, si cabe, que el día que entregó el portátil a Luis -que fue el posterior a su ofuscación-, se va feliz con un USB lleno de solidaridad, compromiso, altruismo, solidaridad pero, sobre todo;
Sábado por la tarde, Sol, desde el día 16 de octubre “Luis Fernández, exautónomo del castigado sector de la construcción y presidente de la Asociación Nacional de Desempleados (Adesorg), que comienza hoy una huelga de hambre que terminará el 20 de noviembre, día de las elecciones generales. Le acompaña, de momento, un miembro de Democracia Real Ya de Valencia, la plataforma ciudadana de la que Adesorg forma parte desde hace meses.” Público, 16/10/2011.
El 'perroflauta' es el protagonista del dantesco suceso de una tarde de sábado.
No puede sustraerse de la tentación de estrechar la mano y mostrarles todo su apoyo a los dos parados que postrados en Sol, dejan constancia de su indignación y añaden sus muchas semillas -a las ya plantadas desde el 15-M- por la protesta al poder financiero, político y mediático.
-Qué los políticos escuchen de una vez por todas las reivindicaciones del 15 M, que son las de la mayoría de los ciudadanos, según encuestas de las que, curiosamente, no se hacen mucho eco los principales medios de “desinformación”. Se dice a sí mismo, lo que dibuja una gran y solidaria sonrisa con la que se acerca a ellos.
Conversa largo y tendido con uno de los héroes -no se le ocurre otro calificativo para referirse a un hombre que se está jugando su propia salud, no solo por sus ideas, sino por el futuro de sus hijos y para defender las conquistas sociales y democráticas obtenidas por sus ancestros-
Se sumergen en compartir pensamientos sobre la grave situación en que se encuentra la democracia y el estado del bienestar, sobre la ignorancia -todavía- de la mayoría de la gente al respecto del movimiento 15-M. Sobre el papel higiénico de los principales medios de información y del propio 15- M, sus virtudes y sus defectos, sus logros y sus fracasos, su pasado y su futuro, sus apoyos y sus obstáculos.
Finalmente, antes de seguir su camino, su gran solidaridad le invade al preguntarle en qué podría ayudar él, un simple ser humano, decidido a dar a dos extraños pero, 'grandes conocidos' a la vez, aquello que necesiten para que su reivindicación sea más liviana.
Luis, humilde y sincero le dice que solo hay una cosa que necesita, un ordenador portátil para poder compartir su experiencia a través de la página web de la Asociación y para mantener la mente ocupada.
-Es difícil, piensa. -Sí, por no decir imposible, que alguien preste un portátil a un desconocido. Aun así, al día siguiente, comparte su experiencia con los miembros de la asamblea de su barrio.
Cuál es su sorpresa -no está muy familiarizado con el atruismo de la gente de a pie-, tras un par de días, Fernando -ése altruista de barrio que le quita la rama en el ojo frente a la solidaridad de muchos- ofrece 50 euros para comprar un ordenador entre todos. Finalmente, un día después, aparece Cristina dispuesta a prestarle un portátil, sin condiciones.
Éste 'perroflauta' está descubriendo cuán gratificante e inexplicable resulta sumergirse en la nube de altruismo y solidaridad tan nueva -y para qué negarlo, sorprendente para él, siempre tan escéptico en cuanto a la diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio- y reconfortante que le lleva a una visión tan distinta sobre su propia humanidad, que no duda en ponerse 'manos a la obra'.
Al día siguiente, va en busca de Cristina, donde ella y su marido le ofrecen su hospitalidad y una afable charla antes de partir con el portátil rumbo a Sol, henchido de infantil emoción.
-¿Era esto posible hace unos meses, concretamente antes del 15 M?. Se pregunta más que sorprendido.
Un desconocido hablando con otro en plena calle, éste le pide un ordenador portátil al otro, el cual a su vez lo difunde un grupo de cuasi desconocidos, uno de los cuales lo ofrece, le invita a su casa, le da el portátil, con el cual el otro marcha a dárselo al desconocido que se lo pidió.
-Tendrá defectos, tendrá imperfecciones, pero el 15-M está uniendo a la gente, y la está uniendo para crear un mundo mejor. Piensa, mientras borracho de solidaridad quiere compartirlo con el desconocido al que se lo va a entregar.
Mientras asciende por las escaleras del metro de Sol, apurado por su incapacidad de contener tanta emoción, no quiere retrasar el momento de culminar aquel acto de solidaridad.
Al llegar al lugar indicado, mirando a un lado y a otro se percata de que no hay rastro alguno de Luis pero, no amedrenta su ahínco.
Sin imaginarse siquiera la serie de acontecimientos que le espera, se dirige a un par de policías que otea cerca del Kilómetro cero.
-Disculpen, ¿saben qué ha podido ser de las dos personas que postrados en el suelo y privándose de forma voluntaria de alimentarse, hacían constar su indignación?
-¡Ha! Se habrán muerto de hambre, espeta uno de ellos. Que ante la seriedad de nuestro 'perroflauta' varía ligeramente su registro para informarle de que, acababan de llegar y no sabían nada al respecto.
Con algo menos de ánimo pero con la misma emoción, se dirige al punto de información turística en el que recibe, para su estupor, una respuesta casi calcada a la anterior. No puede creer lo que está ocurriendo, -¿dónde se ha quedado esa nube de solidaridad en la que andaba sumergido?, se pregunta horrorizado.
Sin amedrentarse, y en un último intento, se acerca a un kiosco cercano en el que no sólo recibe un pasotismo extremo ante lo que, él considera algo grandioso como es el hecho de manifestar el malestar con los poderes políticos, mediáticos y financieros, si no que además, el kiosquero en cuestión, pretende faltarle al respeto con un 'vete de mi kiosco, ¡rojo!'.
Él no puede resistir la tentación de conocer los límites de la prepotencia, el despotismo y el atrevimiento del que es capaz la ignorancia, con lo que no mueve ni un músculo de su cuerpo. Recibe un zarandeo que hace que, para su propia indignación, se rebaje al nivel del kiosquero inquiriendo el inframundo de su propia decepción poniendo la amarga guinda de un 'cállese fascista ignorante, que está tan cerca de el lugar de la R-E-V-O-L-U-C-I-Ó-N que es usted incapaz de ver.'
Cabizbajo y decepcionado por sus propias acciones, sigue su camino, ofuscado y sin ese lindo sabor que disfrutaba hacía tan solo algunos minutos de altruismo y solidaridad.
Gracias a otra gran desconocida-conocida logra vislumbrar de nuevo el agradable y apacible mundo de la diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio, y más feliz, si cabe, que el día que entregó el portátil a Luis -que fue el posterior a su ofuscación-, se va feliz con un USB lleno de solidaridad, compromiso, altruismo, solidaridad pero, sobre todo; tarifa plana de internet, para dárselo personalmente a Luis, con más ilusión que un niño esperando para abrir los regalos en Navidad.
Ficción basada en R-E-A-L-I-D-A-D. Dedicado a Arturo Caprara..
Perroflauta: Término usado por el canal de televisión "Intereconomía", el presentador del antiguo programa de televisión "Lluvia de estrellas" y demás ramificaciones ideológicas que claman respeto cuando no saben cuál es el significado de esa palabra, usan para denominar a los integrantes y simpatizantes del movimiento 15-M, es decir, a todos y cada uno de los INDIGNADOS que hay en éste -y muchos otros- pais.
Puerta del Sol; éstas tres palabras últimamente nos suenan más a rebelión, lucha y ánimo de cambio que a Kilómetro cero, a el Oso y el Madroño o a la ostentosa estación recientemente inaugurada. El movimiento 15-M es el responsable de ese cambio de percepción con el colofón de la jornada histórica del 15-0.
Sábado por la tarde, Sol, desde el día 16 de octubre “Luis Fernández, exautónomo del castigado sector de la construcción y presidente de la Asociación Nacional de Desempleados (Adesorg), que comienza hoy una huelga de hambre que terminará el 20 de noviembre, día de las elecciones generales. Le acompaña, de momento, un miembro de Democracia Real Ya de Valencia, la plataforma ciudadana de la que Adesorg forma parte desde hace meses.” Público, 16/10/2011.
El 'perroflauta' es el protagonista del dantesco suceso de una tarde de sábado.
No puede sustraerse de la tentación de estrechar la mano y mostrarles todo su apoyo a los dos parados que postrados en Sol, dejan constancia de su indignación y añaden sus muchas semillas -a las ya plantadas desde el 15-M- por la protesta al poder financiero, político y mediático.
-Qué los políticos escuchen de una vez por todas las reivindicaciones del 15 M, que son las de la mayoría de los ciudadanos, según encuestas de las que, curiosamente, no se hacen mucho eco los principales medios de “desinformación”. Se dice a sí mismo, lo que dibuja una gran y solidaria sonrisa con la que se acerca a ellos.
Conversa largo y tendido con uno de los héroes -no se le ocurre otro calificativo para referirse a un hombre que se está jugando su propia salud, no solo por sus ideas, sino por el futuro de sus hijos y para defender las conquistas sociales y democráticas obtenidas por sus ancestros-
Se sumergen en compartir pensamientos sobre la grave situación en que se encuentra la democracia y el estado del bienestar, sobre la ignorancia -todavía- de la mayoría de la gente al respecto del movimiento 15-M. Sobre el papel higiénico de los principales medios de información y del propio 15- M, sus virtudes y sus defectos, sus logros y sus fracasos, su pasado y su futuro, sus apoyos y sus obstáculos.
Finalmente, antes de seguir su camino, su gran solidaridad le invade al preguntarle en qué podría ayudar él, un simple ser humano, decidido a dar a dos extraños pero, 'grandes conocidos' a la vez, aquello que necesiten para que su reivindicación sea más liviana.
Luis, humilde y sincero le dice que solo hay una cosa que necesita, un ordenador portátil para poder compartir su experiencia a través de la página web de la Asociación y para mantener la mente ocupada.
-Es difícil, piensa. -Sí, por no decir imposible, que alguien preste un portátil a un desconocido. Aun así, al día siguiente, comparte su experiencia con los miembros de la asamblea de su barrio.
Cuál es su sorpresa -no está muy familiarizado con el atruismo de la gente de a pie-, tras un par de días, Fernando -ése altruista de barrio que le quita la rama en el ojo frente a la solidaridad de muchos- ofrece 50 euros para comprar un ordenador entre todos. Finalmente, un día después, aparece Cristina dispuesta a prestarle un portátil, sin condiciones.
Éste 'perroflauta' está descubriendo cuán gratificante e inexplicable resulta sumergirse en la nube de altruismo y solidaridad tan nueva -y para qué negarlo, sorprendente para él, siempre tan escéptico en cuanto a la diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio- y reconfortante que le lleva a una visión tan distinta sobre su propia humanidad, que no duda en ponerse 'manos a la obra'.
Al día siguiente, va en busca de Cristina, donde ella y su marido le ofrecen su hospitalidad y una afable charla antes de partir con el portátil rumbo a Sol, henchido de infantil emoción.
-¿Era esto posible hace unos meses, concretamente antes del 15 M?. Se pregunta más que sorprendido.
Un desconocido hablando con otro en plena calle, éste le pide un ordenador portátil al otro, el cual a su vez lo difunde un grupo de cuasi desconocidos, uno de los cuales lo ofrece, le invita a su casa, le da el portátil, con el cual el otro marcha a dárselo al desconocido que se lo pidió.
-Tendrá defectos, tendrá imperfecciones, pero el 15-M está uniendo a la gente, y la está uniendo para crear un mundo mejor. Piensa, mientras borracho de solidaridad quiere compartirlo con el desconocido al que se lo va a entregar.
Mientras asciende por las escaleras del metro de Sol, apurado por su incapacidad de contener tanta emoción, no quiere retrasar el momento de culminar aquel acto de solidaridad.
Al llegar al lugar indicado, mirando a un lado y a otro se percata de que no hay rastro alguno de Luis pero, no amedrenta su ahínco.
Sin imaginarse siquiera la serie de acontecimientos que le espera, se dirige a un par de policías que otea cerca del Kilómetro cero.
-Disculpen, ¿saben qué ha podido ser de las dos personas que postrados en el suelo y privándose de forma voluntaria de alimentarse, hacían constar su indignación?
-¡Ha! Se habrán muerto de hambre, espeta uno de ellos. Que ante la seriedad de nuestro 'perroflauta' varía ligeramente su registro para informarle de que, acababan de llegar y no sabían nada al respecto.
Con algo menos de ánimo pero con la misma emoción, se dirige al punto de información turística en el que recibe, para su estupor, una respuesta casi calcada a la anterior. No puede creer lo que está ocurriendo, -¿dónde se ha quedado esa nube de solidaridad en la que andaba sumergido?, se pregunta horrorizado.
Sin amedrentarse, y en un último intento, se acerca a un kiosco cercano en el que no sólo recibe un pasotismo extremo ante lo que, él considera algo grandioso como es el hecho de manifestar el malestar con los poderes políticos, mediáticos y financieros, si no que además, el kiosquero en cuestión, pretende faltarle al respeto con un 'vete de mi kiosco, ¡rojo!'.
Él no puede resistir la tentación de conocer los límites de la prepotencia, el despotismo y el atrevimiento del que es capaz la ignorancia, con lo que no mueve ni un músculo de su cuerpo. Recibe un zarandeo que hace que, para su propia indignación, se rebaje al nivel del kiosquero inquiriendo el inframundo de su propia decepción poniendo la amarga guinda de un 'cállese fascista ignorante, que está tan cerca de el lugar de la R-E-V-O-L-U-C-I-Ó-N que es usted incapaz de ver.'
Cabizbajo y decepcionado por sus propias acciones, sigue su camino, ofuscado y sin ese lindo sabor que disfrutaba hacía tan solo algunos minutos de altruismo y solidaridad.
Puerta del Sol; éstas tres palabras últimamente nos suenan más a rebelión, lucha y ánimo de cambio que a Kilómetro cero, a el Oso y el Madroño o a la ostentosa estación recientemente inaugurada. El movimiento 15-M es el responsable de ese cambio de percepción con el colofón de la jornada histórica del 15-0.Gracias a otra gran desconocida-conocida logra vislumbrar de nuevo el agradable y apacible mundo de la diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio, y más feliz, si cabe, que el día que entregó el portátil a Luis -que fue el posterior a su ofuscación-, se va feliz con un USB lleno de solidaridad, compromiso, altruismo, solidaridad pero, sobre todo;
Sábado por la tarde, Sol, desde el día 16 de octubre “Luis Fernández, exautónomo del castigado sector de la construcción y presidente de la Asociación Nacional de Desempleados (Adesorg), que comienza hoy una huelga de hambre que terminará el 20 de noviembre, día de las elecciones generales. Le acompaña, de momento, un miembro de Democracia Real Ya de Valencia, la plataforma ciudadana de la que Adesorg forma parte desde hace meses.” Público, 16/10/2011.
El 'perroflauta' es el protagonista del dantesco suceso de una tarde de sábado.
No puede sustraerse de la tentación de estrechar la mano y mostrarles todo su apoyo a los dos parados que postrados en Sol, dejan constancia de su indignación y añaden sus muchas semillas -a las ya plantadas desde el 15-M- por la protesta al poder financiero, político y mediático.
-Qué los políticos escuchen de una vez por todas las reivindicaciones del 15 M, que son las de la mayoría de los ciudadanos, según encuestas de las que, curiosamente, no se hacen mucho eco los principales medios de “desinformación”. Se dice a sí mismo, lo que dibuja una gran y solidaria sonrisa con la que se acerca a ellos.
Conversa largo y tendido con uno de los héroes -no se le ocurre otro calificativo para referirse a un hombre que se está jugando su propia salud, no solo por sus ideas, sino por el futuro de sus hijos y para defender las conquistas sociales y democráticas obtenidas por sus ancestros-
Se sumergen en compartir pensamientos sobre la grave situación en que se encuentra la democracia y el estado del bienestar, sobre la ignorancia -todavía- de la mayoría de la gente al respecto del movimiento 15-M. Sobre el papel higiénico de los principales medios de información y del propio 15- M, sus virtudes y sus defectos, sus logros y sus fracasos, su pasado y su futuro, sus apoyos y sus obstáculos.
Finalmente, antes de seguir su camino, su gran solidaridad le invade al preguntarle en qué podría ayudar él, un simple ser humano, decidido a dar a dos extraños pero, 'grandes conocidos' a la vez, aquello que necesiten para que su reivindicación sea más liviana.
Luis, humilde y sincero le dice que solo hay una cosa que necesita, un ordenador portátil para poder compartir su experiencia a través de la página web de la Asociación y para mantener la mente ocupada.
-Es difícil, piensa. -Sí, por no decir imposible, que alguien preste un portátil a un desconocido. Aun así, al día siguiente, comparte su experiencia con los miembros de la asamblea de su barrio.
Cuál es su sorpresa -no está muy familiarizado con el atruismo de la gente de a pie-, tras un par de días, Fernando -ése altruista de barrio que le quita la rama en el ojo frente a la solidaridad de muchos- ofrece 50 euros para comprar un ordenador entre todos. Finalmente, un día después, aparece Cristina dispuesta a prestarle un portátil, sin condiciones.
Éste 'perroflauta' está descubriendo cuán gratificante e inexplicable resulta sumergirse en la nube de altruismo y solidaridad tan nueva -y para qué negarlo, sorprendente para él, siempre tan escéptico en cuanto a la diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio- y reconfortante que le lleva a una visión tan distinta sobre su propia humanidad, que no duda en ponerse 'manos a la obra'.
Al día siguiente, va en busca de Cristina, donde ella y su marido le ofrecen su hospitalidad y una afable charla antes de partir con el portátil rumbo a Sol, henchido de infantil emoción.
-¿Era esto posible hace unos meses, concretamente antes del 15 M?. Se pregunta más que sorprendido.
Un desconocido hablando con otro en plena calle, éste le pide un ordenador portátil al otro, el cual a su vez lo difunde un grupo de cuasi desconocidos, uno de los cuales lo ofrece, le invita a su casa, le da el portátil, con el cual el otro marcha a dárselo al desconocido que se lo pidió.
-Tendrá defectos, tendrá imperfecciones, pero el 15-M está uniendo a la gente, y la está uniendo para crear un mundo mejor. Piensa, mientras borracho de solidaridad quiere compartirlo con el desconocido al que se lo va a entregar.
Mientras asciende por las escaleras del metro de Sol, apurado por su incapacidad de contener tanta emoción, no quiere retrasar el momento de culminar aquel acto de solidaridad.
Al llegar al lugar indicado, mirando a un lado y a otro se percata de que no hay rastro alguno de Luis pero, no amedrenta su ahínco.
Sin imaginarse siquiera la serie de acontecimientos que le espera, se dirige a un par de policías que otea cerca del Kilómetro cero.
-Disculpen, ¿saben qué ha podido ser de las dos personas que postrados en el suelo y privándose de forma voluntaria de alimentarse, hacían constar su indignación?
-¡Ha! Se habrán muerto de hambre, espeta uno de ellos. Que ante la seriedad de nuestro 'perroflauta' varía ligeramente su registro para informarle de que, acababan de llegar y no sabían nada al respecto.
Con algo menos de ánimo pero con la misma emoción, se dirige al punto de información turística en el que recibe, para su estupor, una respuesta casi calcada a la anterior. No puede creer lo que está ocurriendo, -¿dónde se ha quedado esa nube de solidaridad en la que andaba sumergido?, se pregunta horrorizado.
Sin amedrentarse, y en un último intento, se acerca a un kiosco cercano en el que no sólo recibe un pasotismo extremo ante lo que, él considera algo grandioso como es el hecho de manifestar el malestar con los poderes políticos, mediáticos y financieros, si no que además, el kiosquero en cuestión, pretende faltarle al respeto con un 'vete de mi kiosco, ¡rojo!'.
Él no puede resistir la tentación de conocer los límites de la prepotencia, el despotismo y el atrevimiento del que es capaz la ignorancia, con lo que no mueve ni un músculo de su cuerpo. Recibe un zarandeo que hace que, para su propia indignación, se rebaje al nivel del kiosquero inquiriendo el inframundo de su propia decepción poniendo la amarga guinda de un 'cállese fascista ignorante, que está tan cerca de el lugar de la R-E-V-O-L-U-C-I-Ó-N que es usted incapaz de ver.'
Cabizbajo y decepcionado por sus propias acciones, sigue su camino, ofuscado y sin ese lindo sabor que disfrutaba hacía tan solo algunos minutos de altruismo y solidaridad.
Gracias a otra gran desconocida-conocida logra vislumbrar de nuevo el agradable y apacible mundo de la diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio, y más feliz, si cabe, que el día que entregó el portátil a Luis -que fue el posterior a su ofuscación-, se va feliz con un USB lleno de solidaridad, compromiso, altruismo, solidaridad pero, sobre todo; tarifa plana de internet, para dárselo personalmente a Luis, con más ilusión que un niño esperando para abrir los regalos en Navidad.
Ficción basada en R-E-A-L-I-D-A-D. Dedicado a Arturo Caprara..
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