domingo, 15 de febrero de 2009

Razón, diplomacia...

Cuando se me plantea un tema para escribir siempre me gusta buscar un poco de información y siempre empiezo por la RAE. En éste caso me he quedado asombrada de la cantidad de definiciones que tiene la palabra razón, además de haberme picado la curiosidad especificamente con las matemáticas, pero yo no quería comentar nada sobre matemáticas, eso se lo dejo a los que saben, que yo no paso del cálculo. No descarto seguir curioseando...

 

La razón aboga a la diplomacia; a la aplicación de la inteligencia y el tacto a la hora de interelacionarse.

 

Decía Rivarol que la razón se compone de verdades que hay que decir y de verdades que hay que callar. Estoy de acuerdo con esa frase pero en ocasiones me encantaría soltar esas verdades que hay que callar.

La razón, la diplomacia, el tacto... ¡En ocasiones las tiraría al cubo de basura más cercano! 

 

Odio que paradojicamente haya que callar e incluso poner buena cara cuando la premisa principal sobre el papel siempre es una total y absoluta sinceridad.

 

3 comentarios:

  1. Tienes razón, como casi siempre. Pero no quiero ni imaginarme como seria este mundo sin eso tan sutil que es la diplomacia. Si ya es difícil convivir cediendo parte de nuestro espacio, por necesidad y por conveniencia, a los demás, sin esa cesión seguro que aun imperaría la ley de la cachiporra. La diplomacia la debió inventar alguien que pensó que más valía seguir vivo con poco que muerto sin nada.

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  2. La razón, la diplomacia, el tacto... Se componen del conjunto de señales que te dicen "cuidado con lo que vas a decir o hacer, puedes herir los sentimientos de alguien" que te hacen parar a la hora de ser totalmente sincero con alguien y decirle algo así como "tu amiga es un lastre, no la soporto, no la traigas más a mi casa" Y en cambio terminas diciendo... Pero como vas a dormir en el sofá mujer? Duerme en mi cama que ya duermo yo con mi compañero de piso... Razón o humanidad? La verdad es que me la trae al fresco! Solo quería manifestar mi asombro con las actitudes de las personas. La mia la primera.

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  3. Muy bueno. Tienes tanta razón que me has hecho entrar en razón. Razones no te faltan, aunque vivamos en la era de la Sinrazón.

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