martes, 5 de mayo de 2009

Las relaciones interpersonales

Una relación interpersonal es una interacción recíproca entre dos o más personas.  Relaciones sociales al fin y al cabo.

En toda relación interpersonal interviene la comunicación, que es el acto del que se sirve un individuo para establecer un contacto con la finalidad de transmitir una información.

La comunicación consta de varias fases; la elección de la información, la codificación del mensaje, la transmisión del mismo, la decodificación por parte del receptor y la comprensión del contenido de la transmisión. Teniendo tantas fases hay que tener en cuenta todo lo que se pierde en el camino, pudiendo querer transmitir un mensaje y que finalmente la comprensión de lo qué se quiere decir sea distinta.
En la comunicación interviene el emisor, el receptor, el mensaje en sí, el canal de comunicación, el código y el contexto; de nuevo muchos factores a tener en cuenta.
La comunicación exitosa requiere de un receptor con las habilidades que le permitan decodificar el mensaje e interpretarlo. Si falla la comunicación, la relación interpersonal será complicada.

Hay que tener en cuenta que las relaciones interpersonales funcionan tanto como un medio para alcanzar ciertos objetivos como un fin en sí mismo. El ser humano es un ser social y necesita estar en contacto con otros de su misma especie.

Las personas se comunican porque esa comunicación es totalmente necesaria para su bienestar psicológico. La comunicación no es sólo una necesidad humana sino el medio de satisfacer otras muchas.
La capacidad de comunicación interpersonal no debe medirse exclusivamente por el grado en que la conducta comunitaria ayuda a satisfacer las propias necesidades, sino también por el grado en que facilite a los otros la satisfacción de las suyas.
Las relaciones interpersonales constituyen, pues, un aspecto básico en nuestras vidas, funcionando no sólo como un medio para alcanzar determinados objetivos sino como un fin en sí mismo.

”Desde el campo psicoeducativo estamos viviendo un interés creciente por la llamada educación emocional. Autores como Gardner (1995) a través de las Inteligencias Múltiples y Goleman (1996) con su concepto de Inteligencia Emocional, han inclinado sensiblemente la balanza ante los aspectos emocionales del individuo. La extensa obra de estos y otros autores (Pelechano, 1984; Mayer, Caruso y Salovey, 1999) afirman con rotundidad que el éxito personal ya no depende tanto de nivel de inteligencia lógico-matemática como de las habilidades que el individuo tenga para manejar contextos interpersonales.”

Si esto es así, la consecuencia es clara: tenemos que fomentar habilidades como la empatía, la resolución de conflictos interpersonales y el manejo de sentimientos y emociones.

Según Bisquerra la educación emocional tiene como objetivo último potenciar el bienestar social y personal, a través de un proceso educativo continuo y permanente que aúne el crecimiento emocional y el cognitivo, porque ambos son necesarios para el desarrollo de la personalidad integral.

La inteligencia emocional facilita actitudes positivas ante la vida, permite el desarrollo de habilidades sociales, estimula la empatía, favorece actitudes y valores para afrontar conflictos, fracasos y frustraciones y, en definitiva, ayuda a saber estar, colaborar y generar climas de bienestar.

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