viernes, 7 de noviembre de 2008

Leer para vivir

La lectura es como el paracaidismo: en condiciones normales la practican algunos espíritus arriesgados, pero en caso de emergencia le salva la vida a cualquiera.


Óscar Tulio Lizcano, víctima de la guerrilla colombiana, acaba de rendir un inaudito testimonio de la forma en que los libros preservaron su dignidad. En la clínica de Cali donde se recupera de ocho años de privaciones como rehén de las FARC, habló de la selva donde perdió 20 kilos, pero no la lucidez. De los 50 a los 58 años vivió agobiado por las enfermedades, la desnutrición, las humillaciones de perder todo sentido de la privacidad. Para conservar la cordura, clavó tres palos en la tierra y decidió que fueran sus alumnos. Lizcano les enseñó política, economía y literatura. Como tantos maestros, se salvó a sí mismo con la prédica que lanzaba a sus perplejos discípulos. Un comandante vio el aula donde los palos tomaban lecciones y decidió pasarle libros. Lizcano leyó a Homero y seguramente admiró la desmesura de Héctor, que desafía al favorito de los dioses. "La poesía me alimentó", ha dicho el hombre cuya dieta material era tan ruin que se veía mejorada por un trozo de mono o de oso hormiguero.
En las cárceles, las dictaduras, el exilio y los hospitales otros lectores han encontrado un consuelo semejante. Aunque el fin de los libros se anuncia con frecuencia, los desastres del mundo refrendan su importancia. "Soy un optimista de la catástrofe", ha dicho George Steiner a propósito de la vigencia de la letra. Cuando el viento sopla a favor, la gente duerme la siesta. En los momentos de prueba y las horas bajas, busca el auxilio de un libro. (...)

 

Juan Villoro

martes, 4 de noviembre de 2008

El punto de equilibrio

El punto de equilibrio (PE) es aquel en el que los gastos y los costes son iguales, es decir, no existe utilidad.

Siendo IT los ingresos totales, CT los costos totales, P el precio por unidad, Q la cantidad de unidades producidas y vendidas, CF los costos fijos, y CV los costos variables. Entonces:

 

IT = CT

P * Q = CF + CV * Q

P * QCFCV * Q = 0

(PCV) * QCF = 0

CF / (PCV) = Q

CF / CM = Q

 

Si estamos por encima del PE; estamos recibiendo beneficios y por contra, si estamos por debajo; tenemos pérdidas. Por tanto el punto de equilibrio en éste caso, no es una postura muy deseada.

 

De poco sirven esas fórmulas cuando hablamos de equilibrio emocional, para éste, lo más importante bajo mi punto de vista, es la inteligencia emocional, ya que si disponemos de la misma seremos capaces de percibir, retener, analizar, emitir y controlar nuestras emociones a la vez que comprender las de los demás.

 

Viendo el mundo en el que vivimos, lleno de ira, depresión, ansiedad, represión por nuestros propios sentimientos y por la falta de comprensión o recepción de los de los demás. Sería conveniente estimular nuestra inteligencia emocional, sin olvidarnos de la motivación de la inteligencia.

 

Si nos fijamos en el significado del origen de la palabra inteligencia, veremos que viene dado por "intus" y "legere" "entre" y "escoger" por lo que etimológicamente inteligente es aquel que sabe escoger.

He leído bastante sobre el significado de inteligencia y a decir verdad hay muchas opiniones al respecto pero de todos modos la capacidad de elección, no solo de elección, sino que además de una buena capacidad de elección; es una parte fundamental de la inteligencia.

 

¿Es más inteligente el que más sabe? ¿El que mejor lo sabe? ¿El más listo? ¿El que se mueve para encontrar las mejores respuestas a cada pregunta? ¿El que mejor escoge? ¿El más equilibrado?

 

Habría que valorar muchos factores para afirmar con vehemencia que alguien es realmente INTELIGENTE.